Uno de los problemas sociales que enfrenta la comunidad
afroamericana en Estados Unidos, se relaciona con la violencia racial, que en
los últimos años no ha dejado de tener casos especialmente notorios por el
asesinato de hombres afroamericanos a manos de la policía, en circunstancias,
que, cuando menos, dejan mal parados a los cuerpos de seguridad. Uno de los
tanto problemas racionales que el peluquero Ryan Griffin desea cambiar.
Ryan Griffin regenta desde hace 20 año una barbería llamada
Fuller Cut, en la pequeña población Ypsilanti, en Michigan, donde ha
establecido una nueva tarifa: dos dólares de descuento en el precio del corte
de pelo, para aquellos pequeño que lean en voz alta un libro mientras su manos
y tijeras, hacen el trabajo.
Eso si. La lectura no es de un libro infantil cualquiera.
Los títulos que Griffin ofrece a los niños, son obras que proyectan una imagen
positiva sobre la comunidad de origen africano, como explica a los medios
estadounidenses: “Son libros escritos por y para afroamericanos. Quiero que los
pequeños entren en contacto con sus iguales. Que lean sobre personajes que son
atletas o astronautas y que partieron del mismo punto que ellos”. “Mi objetivo
es que cuando el cliente abra la novela piense: ‘¡Vaya! Este chico tiene la piel
y el pelo como yo, y es genial”.
La reacción a esta estrategia ha sido tan buena, que incluso
los profesores de los colegios se han acercado a felicitar al peluquero, que
cuenta que la mayoría de los niños no duda en aceptar el trato, mientras se
quedan con los dos dólares del descuento y toman un libro para leer. Los
padres, por su parte, se muestran encantados, al igual que las redes sociales y
los medios de comunicación, que le han dado amplia cobertura a esta inteligente
iniciativa.
La idea, no es del todo original, pues como ha comentado el
mismo Griffin, surgió de otra barbería en Nueva York, que visitó durante un
viaje en 2015, en la que hacen lo mismo, pero sin la connotación racial en los
libros que leen los niños. De hecho, esta estrategia es usada por muchas otras
peluquerías en ese país, pero Griffin señala que al descubrirla, le pareció que
podía ser su contribución al cambio social que considera necesario.
La acción, después de año de haberse puesto en práctica
también le ha valido un aumento en el número de clientes, aunque lo que más
desea es que la idea se multiplique en otras peluquerías de Estados Unidos.
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